¿Hasta que edad se recomienda hacer el camino?
Recorrer el Camino de Santiago superando los 65 años es hoy en día algo muy habitual; las rutas jacobeas están llenas de peregrinos de avanzada edad. Esto no significa que todo el mundo pueda recorrerlo independientemente de sus condiciones; hay que tomar ciertas precauciones y consideraciones antes de echarnos a caminar que te contaremos más adelante. Una vez inmersos hay que tomar especial precaución con las altas y las bajas temperaturas y con nuestro avituallamientoLa Tercera Edad en el Camino de Santiago
Cada vez más, las personas alcanzan la Tercera Edad en muy buenas condiciones físicas y de salud. Eso les permite disfrutar, en esa etapa de la vida, del tiempo libre y vivir muchas de las experiencias que llevan años postergando, debido a las obligaciones laborales y familiares.
En contra de lo que muchos piensan, hacer el Camino de Santiago también es un viaje apto para jubilados. Cada vez son más las personas que deciden hacer el Camino de Santiago habiendo superado los 65 años.
Si consultas las estadísticas de la Oficina del Peregrino, puedes ver que en el último año, casi 2 de cada 10 peregrinos que solicitaron la Compostela, tenían 60 años o más. Eso significa que es habitual que los jubilados y las personas con edad avanzada se lancen a la aventura de hacer el Camino de Santiago.
Algunos hacen rutas completas y pasan meses en el Camino de Santiago. Otros optan por hacer únicamente los 100 kilómetros mínimos que se necesitan para solicitar la Compostela, si se va a pie, o los 200 kilómetros requeridos, si se va en bicicleta.
A continuación queremos compartir contigo algunas de las consultas que los jubilados nos hacen, frecuentemente, sobre el Camino de Santiago. Tal y como podrás ver, muchas de las consultas son, en gran medida, miedos e inseguridades.
Tengo más de 65 años, ¿el Camino de Santiago es recomendable?
La edad no debe ser un impedimento para hacer el Camino de Santiago. Más que la edad, lo importante es evaluar las condiciones físicas de cada uno.
Solo así podrás planificar la ruta de forma adecuada y escoger un trazado que no suponga un esfuerzo físico excesivo. Esta recomendación es válida tanto para peregrinos de la Tercera Edad como para jóvenes.
Soy mayor y no tengo muy buena salud, pero quiero hacer el Camino de Santiago
La salud sí puede ser una barrera a la hora de hacer el Camino de Santiago. Si sufres problemas serios de salud, como problemas cardíacos, artrosis, etc., es imprescindible que lo valores con tu médico.
Tu médico será quien tenga la última palabra. Él debe asesorarte sobre qué intensidad física es recomendable para ti, así como qué recomendaciones debes seguir.
Soy una persona mayor y no encuentro con quién hacer el Camino de Santiago
Hacer el Camino de Santiago en solitario puede ser una experiencia muy gratificante. No obstante, si dada tu avanzada edad, no quieres arriesgarte, existen otras opciones.
Una de ellas es unirte a los grupos para hacer el Camino de Santiago. El único inconveniente de esta opción es que deberás mantener el ritmo del grupo y por tanto, podrás adaptar mucho menos la ruta. No obstante, por lo general, son grupos que mantienen un ritmo de caminata moderado, tendiendo a suave.
Otra opción es encontrar peregrinos para hacer juntos el viaje. En este artículo de nuestro blog te recomendamos algunas estrategias para buscar compañeros para hacer el Camino de Santiago que, al igual que tú, no quieren iniciar la aventura en solitario.
No estoy en forma físicamente o camino muy despacio
El Camino de Santiago no es una competición. Cada peregrino debe establecer su propio ritmo y la distancia que recorrerá en cada etapa. Esto aplica tanto para los jóvenes que quieren hacer el Camino de Santiago, como para los jubilados.
Por tanto, no importa si caminas despacio o si no quieres hacer grandes distancias diarias, diseña la ruta en función de tus posibilidades. El reto es contigo mismo.
¿Qué edades tienen los peregrinos que recorren el Camino de Santiago?
Para demostrarte que la edad no es un factor importante a la hora de decidir si hacemos el Camino de Santiago, lo mejor es echar un vistazo a los últimos datos oficiales de afluencia de peregrinos disponibles, de 2018. Según las estadísticas de la Oficina de Atención al Peregrino, en 2018 un 55% de los peregrinos que llegarón a Santiago tenían entre 30 y 60 años (179.450 en total); un 27% eran menores de 30 años (87.843 peregrinos) y por último, un 18% eran mayores de 60 años (60.085 peregrinos).
Estos datos confirman la gran disparidad de edades de los peregrinos que recorren el Camino, indicando además que tener más de 60 años no es un impedimento real a la hora de decidirse. La barrera no debe ser nuestra edad, si no el estado físico en el que nos encontremos (debemos ser honestos con nosotros mismos) y nuestra salud. Por eso es muy recomendable prepararse físicamente antes de coger la mochila y los bastones y no olvidarse de hacer una visita al médico para pasar los chequeos oportunos.
¿CUÁL ES LA EDAD MÍNIMA RECOMENDADA PARA LOS NIÑOS QUE HACEN EL CAMINO?
Siempre se dice que no hay una edad mínima para recorrer el Camino de Santiago, y es cierto porque en nuestras peregrinaciones nos hemos encontrado gente de todas las edades.
Aunque también debemos decirlo, nuestra opinión personal es que los niños que vayan a peregrinar tengan al menos 3 años, ya que a partir de esa edad el peregrino puede disfrutar un poco más de la experiencia.
También os recomendamos que contéis con un carrito infantil de montaña siempre que vuestro hijo sea menor de 6 años, ya que esto será de gran ayuda cuando el niño este cansado o se os presente una zona especialmente complicada.
En 2018, alrededor de un 20% de los peregrinos que recorrieron el Camino de Santiago tenían más 60 años, lo que incluye caminantes de 65, 70, 75 años o más. Los años no deben ser una barrera; la Tercera Edad además tiene la ventaja de poder elegir con mayor libertad que los demás cuándo queremos caminar. Podremos elegir para caminar la mejor época del año para hacer el Camino de Santiago, como abril, mayo o septiembre, aprovechando las temperaturas suaves, esquivando las masificaciones de peregrinos de verano y generalmente evitar los problemas de plazas en albergues en cada localidad en la que pernoctemos.
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