ACADEMIA

Biocongruencia. Instituto de simbología inconsciente.
Biocongruencia. Instituto de simbología inconsciente. Ph. +34 669 06 84 48
Calle San Francisco 2b Alquerías, ES 30579
Biocongruencia. Instituto de simbología inconsciente.

Indefensión aprendida

Quien enseña sus dientes, no saca sus garras. (Pedro Andrés Muñoz) 

La indefensión aprendida, también denominada por algunos expertos como impotencia aprendida, es un término utilizado en psicología para hacer referencia a aquellos seres humanos que han "aprendido" a comportarse de forma pasiva ante todo tipo de problemas.

¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida es un estado psicológico que se manifiesta cuando una persona comienza a sentir que es incapaz de modificar alguna situación, comportamiento o estado mediante sus conductas. Es decir, que nuestra conducta o actos no influyen en el resultado obtenido.

Esto genera en la persona un sentimiento de falta de control sobre su ambiente y sobre las circunstancias que le rodean, siendo inútil cualquier esfuerzo que realice para el control de estos. De esta manera, el simple hecho de pensar que tus actos no modificarán una situación concreta, te llevarán a evitarla o a no enfrentarte a la misma.

¿Qué consecuencias tiene la indefensión aprendida?

Las personas que sufren indefensión aprendida acaban desarrollando una serie de problemas adicionales. En concreto, podemos citar los siguientes

Bloqueo mental frente a situaciones a corto, medio o largo plazo.



Necesidad de huir de los problemas.

Evitar situaciones que puedan resultar incómodas.

Negar el enfrentamiento con las causas de los problemas.

Incapacidad de ayudarse a sí misma.

Paralización ante problemas que requieren rápida respuesta.

Como consecuencia de todo ello, la persona que sufre indefensión aprendida acaba teniendo un grave problema de autoestima. Además, este se ve incrementado por una falta de motivación extrema. Todo esto se traduce en que la voluntad del propio sujeto queda siempre subordinada a cualquier aspecto externo. Incluso, en casos extremos, pueden surgir síntomas depresivos y de ansiedad.



Seligman desarrolló sus estudios analizando el comportamiento de los animales, a través de un método un tanto cuestionable. Trabajó con perros encerrados en cajas metálicas a los cuales se les aplicaba corriente eléctrica. A algunos de ellos se les permitía escapar presionando una palanca metálica con sus patas, mientras que a otros, si bien disponían de la misma palanca, se les impedía la salida. Tras cierto tiempo de experimentación, los perros que no habían podido escapar en los primeros intentos se quedaban resignados en sus cajas recibiendo la dolorosa corriente eléctrica, sin volver a intentar escapar. Continuando las experimentaciones, se llegó a la conclusión de que los perros que no habían podido escapar las primeras veces adquirían tal desmotivación que, aunque las cajas fueran modificadas y presentaran nuevas vías de escape, dejaban de intentarlo. Se encontraban paralizados.

Esta teoría permite explicar que los humanos y animales pueden aprender a comportarse de maneras que tiendan a la pasividad. Este aprendizaje se acompaña de la sensación subjetiva de no poder hacer nada, por lo que no se llevan a cabo acciones que permitan resolver la situación aversiva. La teoría de indefensión aprendida se ha relacionado con depresión clínica y otros trastornos que correlacionan la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación

1. Indefensión en niños

Los niños a los que se les deja llorar repetidamente y no son atendidos, empiezan a dejar de llorar. Se acostumbran a dejar de pedir asistencia y cuidado, por más que sientan hambre, sueño o dolor. Esto se estudió mucho en hogares y orfanatos, donde la situación y los recursos limitados dificultan la atención simultánea de todos los niños. Tras tiempos prolongados de desatención ante el llanto, los niños dejan de llorar, adoptando una actitud completamente pasiva.

2. Síndrome de indefensión aprendida en violencia de género

Las mujeres víctimas de violencia de género vivencian situaciones que consideran que no tienen escapatoria. Se sienten sin posibilidad de contar lo que sucede, principalmente porque los victimarios están todo el tiempo cerca de ellas, dado que la mayoría de estas situaciones se producen en el seno del hogar. Son personas que sufren de diversas formas de maltrato que minan su autoestima y seguridad, por lo cual en muchos casos, se sienten incapaces de pedir ayuda.

3. Casos de bullying

Otro ejemplo es el de los niños que sufren acoso o bullying. En estos casos, los niños y adolescentes suelen sentirse culpables y en muchas situaciones no cuentan con la edad suficiente para poder transmitir en palabras lo que están vivenciando. Consideran como válidos los menosprecios, por lo que no buscan mecanismos de defensa. 

4. Indefensión aprendida en animales

Muchas mascotas y animales adoptan síntomas de indefensión aprendida cuando han sido expuestas a distintas formas de maltrato o abandono. En muchas ocasiones, puede parecer que simplemente se trata de un animal bueno e indefenso, pero con el tiempo puede observarse que los animales carecen de ganas de vivir y adoptan una posición de sumisión constante.

¿Cómo salir de la indefensión aprendida?

Al ser un comportamiento que no mostramos de manera innata, podemos modificarla o desaprenderla. Para ello, es necesario desarrollar nuevas formas de comportamiento alternativo, que ayuden a resolver los conflictos a través del reforzamiento de la autoestima y que posibiliten a las personas adquirir la confianza para modificar y solucionar las situaciones aversivas que vivencian. Es indispensable la incorporación de nuevas herramientas que permitan a las personas que se sienten indefensas, confiar en que poseen la capacidad para vehiculizar una solución.

Para lograr salir de la indefensión resulta fundamental que los comportamientos alternativos a desarrollar se asocian a expectativas y experiencias positivas. Las personas que presentan indefensión deben entender que los cambios para trascender las vivencias aversivas deben partir de ellas mismas, y no del entorno. 

Algunas veces se puede dar una experiencia positiva, pero sucede a menudo necesitan ayuda del entorno familiar o amigos. Ya que la baja autoestima no deja ver los logros y la resignación es tan poderosas, que no contemplan la posibilidad de pedir ayuda.

© Biocongruencia. Instituto de simbología inconsciente..
?

¿Necesitas ayuda?

+34 669 06 84 48

Déjanos un mensaje